IGLESIA "BASÍLICA LA DOLOROSA"

Nuestra ciudad es un crisol de culturas y tradiciones, y la sexta iglesia es un reflejo de esta diversidad en su máxima expresión. Con influencias de diferentes estilos arquitectónicos, este edificio es un símbolo de la unión de la humanidad y la búsqueda de un sentido universal.

- ANTIGÜEDAD
Alzada con el fervor de la fe y la diligencia del canónigo Vicente Ponce, esta majestuosa obra, concebida por el arquitecto Luis Aulestia y bendecida por el Nuncio Apostólico, Mons. Forni, se erigió como un testimonio de esperanza. Desde su inicio, el 20 de mayo de 1939, fue un canto a la abnegación y al servicio. Aunque el terremoto de 1987 la derribó, su espíritu renació en 1991, más fuerte que nunca.

- ESTÉTICO FORMAL
Una sinfonía de formas y volúmenes, donde el eclecticismo y el neo romano se entrelazan, da vida a este imponente templo. Sus torres, como guardianes vigilantes, custodian un interior donde la luz se filtra a través de vitrales, iluminando el altar mayor, una obra maestra de la talla en cedro, que alberga la conmovedora imagen de la Virgen Dolorosa.
- TIPOLOGÍA FUNCIONAL
Concebido para elevar el espíritu, este templo se despliega en una sola nave, su cielo raso, un artesonado que imita las bóvedas celestiales. Dos torres, como guardianes sagrados, marcan el camino hacia el santuario, invitando al fiel a un viaje espiritual.

- TÉCNICO CONSTRUCTIVO
Asentada sobre un lecho de piedra, la construcción se eleva con la fuerza de un gigante. Sus paredes, vestidas de ladrillo, soportan el peso de los siglos. La fachada, un lienzo de piedra, refleja la luz del sol, mientras que las cúpulas, de hormigón armado, se alzan hacia el cielo como majestuosas coronas. En su interior, un artesonado de yeso, suave y luminoso, envuelve el espacio, y los pisos de baldosa, como un tapete tejido a mano, invitan a los pies descalzos.

HISTÓRICO-TESTIMONIAL-SIMBÓLICO
Sobre las ruinas de "La Compañía", templo que sucumbió ante la furia de la tierra en 1868, se alzó "La Dolorosa", un nuevo santuario. Sin embargo, el destino quiso probar una vez más su fortaleza, y en 1987, un nuevo terremoto la redujo a escombros. De sus cenizas, como el ave fénix, resurgió, llevando consigo las marcas del tiempo y las cicatrices de la historia. Hoy, sus muros cuentan la historia de un pueblo que, a pesar de las adversidades, siempre ha vuelto a levantar la mirada hacia el cielo.
CONTACTO
Antonio Jose de Sucre 4-82 y Elias Liborio Madera, Ibarra, Ecuador
099 231 1992
basilicaladolorosa@gmail.com